Nunca he reido por no llorar, mas bien muchas veces he llorado de tanto reir. Y no hace mucho tiempo, no existia en mí más que la ira y la decepción del amor y la vida.
No encuentro mi punto de inflexión, y no me voy a molestar en buscarlo. Ya no es necesario sufrir para ser feliz, pero algo en mí aun no ha cambiado. Y es mantenerme firme ante la verdad.
Nunca he podido disimular lo que siento, y nunca pretenderé hacerlo. Yo soy lo que soy, lo que debo ser; y siento lo que siento, lo que debo sentir. No me lo dicta la mente o el corazon por separado, sino mi ser entero.
Y como muchas veces este solo es una pequeña revision de mi mismo. Para saber donde estoy y quien soy. Y por lo tanto debo recordar que fui y donde estuve. Y fijarme a donde ir y que más ser y hacer...
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